miércoles, 11 de diciembre de 2013

EL ÁRBOL QUE NUNCA CRECÍA

              Hace muchísimos años el padre de mi abuelo plantó un árbol precioso cuyas hojas de eran de color anaranjado. El tiempo pasó y el árbol siempre estaba igual que cuando lo plantaron. Por ello, toda la familia empezó a llamarle el árbol que nunca crecía.
              El tiempo fue  pasando. Todos  los primos nos hacíamos  fotos junto a él cuando llegaba Navidad.
             Los días que iba a casa de mi abuelo, me asomaba a la ventana y me quedaba fijamente mirando el árbol para observar como crecía, pero en verdad... nunca lo vi crecer.
            Mi primo José, el mayor de todos pero también el más inmaduro,   metía miedo a los primos  más pequeños. Ellos se atemorizaban porque les decía que aquel árbol estaba encantado por el diablo y por eso nunca crecía.
           Un día, los empleados del ayuntamiento vinieron a casa  para que se quitase el árbol de allí porque iban a hacer una urbanización al lado. Mi abuelo le tenía mucho cariño y luchó hasta que pudo conseguir que no lo arrancasen. El árbol era muy importante para él. Por esa razón cuando veía que los traviesos de mis primos le hacían algo se enfadaba con ellos.
          Hace siete meses, mi abuelo lo regó con agua y un perfume que guardaba de su padre. El árbol empezó a crecer y crecer. Nos quedamos todos asombrados y empezamos a creer que tenía sentimientos.
           Un terrible y oscuro día de  nubes furiosas, mi abuelo falleció. Al instante aquel precioso árbol se secó y cayó rendido en el jardín. Todos pensamos que aquel era el árbol de la vida.

                                                                                             
ÁNGELES PONCE PENALVA

EL ABETO QUE SIEMPRE ESTABA TRISTE

            Después de tantos días bonitos en aquel maravilloso hogar, cuando terminó la Navidad, me plantaron en un bosque lejano, en la falda de una montaña. Estaba todo nevado. el paisaje era maravilloso pero desde que me dejaron allí empecé a sentir la soledad. Solamente me sentía bien cuando a lo lejos veía a unos niños  jugando en el patio del colegio del pueblecito en que se encontraban.

            Algunas veces se paraban los pajarillos entre mis ramas. Yo intentaba divertirme con ellos, pero siempre había algún niño que venía y los espantaba y ... volvía a quedarme solo.
Otras veces, cuando los niños se enfadaban, me daban patadas, me escalaban o me tiraban de las ramas.

             Una mañana, un pequeño pajarito intentó hacer un nido entre mis ramas. Consiguió hacerlo. Yo me sentía muy feliz, pero  al día siguiente vinieron los niños, me escalaron y al zarandearme rompieron el nido y los pequeños huevecillos.

           Como siempre, volví otra vez a quedarme solo y triste en aquel bosque.
                                                   Mireia Rocamora Ruiz

La reproducción

Hemos terminado el tema 4: La reproducción.
El control será el próximo 11 de diciembre.
Para poder repasar y preparar tu próximo examen de Conocimiento del Medio, te recomiendo las siguientes páginas.
Espero que de esta manera te diviertas al mismo tiempo que preparas tu control.

Aparato reproductor masculino y femenino
La ovulación
Aparato reproductor masculino
Aparato reproductor femenino
La reproducción en las personas
Actividades sobre la reproducción para sexto curso
¿De dónde vienen los niños?
El embarazo

martes, 10 de diciembre de 2013

EL ABETO QUE SIEMPRE ESTABA TRISTE




              Era un día nevado de invierno en un pequeño pueblo de montaña. A las afueras, había un precioso bosque de pinos. En medio de aquellos altos y bellos árboles, había un precioso y gigantesco abeto cubierto por una fina y blanca capa de nieve. Aquel hermoso abeto se sentía desgraciado. Pensaba que no era igual que sus compañeros. Por esa razón tenía siempre dibujada en sus ramas una mala cara.

            Pasó el tiempo. Un día llegaron unos grandes y fuertes hombres que se lo llevaron después de cavar y sacar cuidadosamente sus raíces. Después de un largo viaje, se encontró plantado en una gigantesca maceta en una tienda de Navidad donde vendía abetos navideños. El árbol triste, miró a su alrededor y contempló a todos los demás que, como él, habían sido desenterrados de su lugar. Sin embargo, todos estaban felices porque esperaban impacientes a una agradable familia que los adornara con preciosas guirnaldas y brillantes bolar rojas, amarillas y blancas. Sin olvidar la dorada estrella en lo más alto del árbol.

         Nuestro abeto seguía triste, aunque no pudo reprimir una sonrisa pensando que eso también le podría suceder a él. Su alegría fue disminuyendo con el paso del tiempo, puesto que nadie lo quería ya que habían otros árboles más hermosos que él.

        En la mañana de Nochebuena, el propietario cerró su local y tiró todo lo que le sobraba: ramas viejas y a nuestro, ahora más triste que nunca, amigo abeto.
       Poco después un niño se acercó y se quedó mirándolo. No era un niño como los demás que entraban en la tienda. Vestía prendas viejas y rotas. Iba despeinado y sucio. El pequeño dio media vuelta y se marchó corriendo. El árbol perdió su última esperanza de ser árbol de Navidad. Por muy sucio que estuviera, el abeto pensó que el niño sabía ver la belleza interior de las personas y de los árboles. Cuando creía que se había equivocado, el muchacho apareció con muchos más como él, cogieron al abeto entre todos y se lo llevaron al colegio donde vivían. ¡Eran huérfanos!. El abeto por fin se sintió feliz al poder dar su alegría a todos los niños y nunca más volvió a estar triste.

                                                 VICTORIA DANIELA SIROTICH



domingo, 8 de diciembre de 2013

CONTES EN VALENCIÀ

Al Tercer Cicle, estem treballant lectures de contes que provenen de tot el món. D'aquesta forma, vos deixem tres enllaços amb moltes històries que vos ajudaran a agafar idees a l'hora de confeccionar el vostre propi conte.
 
 
 
GRANS CLÀSSICS 

CONTES CLÀSSICS   

ALTRES CONTES  
                      
 
   

JUEGOS COOPERATIVOS EN EDUCACIÓN FÍSICA


Durante las últimas sesiones, hemos estado realizando juegos cooperativos para que nuestros alumnos y alumnas conozcan las ventajas de trabajar en equipo. Con este fin, hemos utilizado un nuevo material: el paracaídas.

Alumnos de la clase de 5º.

Alumnos de la clase de 5º realizando "El globo aerostático".

miércoles, 4 de diciembre de 2013

EL ABETO QUE SIEMPRE ESTABA TRISTE


por
               Daniel Jesús Salinas Manresa
Hace mucho tiempo en fechas próximas a la Navidad, al lado de una pequeña aldea había un gran bosque lleno de abetos. Uno de ellos notó que cada día quedaban  menos  de sus hermanos. Pensó que los estaban talando, pero no estaba seguro.
Un día que hacía un frío invernal, el pequeño abeto vio a unos señores con hachas y cuerdas que estaban talando a su hermano. Se entristeció mucho y así estuvo hasta día antes de Navidad. Ese día, un niño que pasaba por allí se percató  que el abeto estaba muy triste al ver sus ramas caídas. Por esta razón le preguntó qué le pasaba. El abeto le contestó que estaban talando el bosque y que cada día quedaban menos.
El pequeño abeto le preguntó al niño si conocía la razón por la que los leñadores talaban los árboles. Como el muchacho no lo sabía fue a la aldea a preguntar qué estaba ocurriendo con los abetos del bosque. Su padre le contestó que era para celebrar la Navidad. Daniel quiso saber que ocurría con los árboles después de  Navidad. Su padre le contestó que los tiraban a la basura.
Daniel volvió junto al pequeño abeto y le contó lo que le iba a pasar a él y a todos sus hermanos. El abeto se puso muchísimo más triste.
Al verlo así, Daniel tuvo una idea para salvar al pequeño abeto y a todos sus hermanos del bosque.
Se fue corriendo a la aldea y les dijo a toda la gente que en vez de llevarse los árboles a sus casas, los adornasen en el bosque y celebraran allí la Navidad. A todos los habitantes de la aldea les pareció una brillante idea y se fueron todos al bosque.
Era ya el día de Navidad. El pequeño abeto continuaba muy triste pensando que lo iban a talar. En ese momento llegaron todos los habitantes de la aldea con muchísimos adornos para decorar a él y a sus hermanos.
De esta manera, el pequeño abeto dejó de estar triste y pasó a ser muy feliz porque ni él ni sus hermanos iban a ser talados.