Era
una mañana alegre de primavera. Las primeras flores empezaban a
regalarnos su perfume. El cielo con su brillante y limpio color azul
envolvía de alegría toda la ciudad.
De pronto oí unas voces lamentándose. Bajé las
escaleras. Fui a ver qué pasaba. ¡Era un árbol, que hablaba! Le
pregunté qué le pasaba. Me dijo que todos los animales que habían
vivido en sus verdes y bonitas hojas, ya no estaban. Ni pájaros, ni
ardillas, ni abejas, ni mariposas… Los animales no venían a
visitarle. Me puse a investigar y descubrí que… ¡habían fumigado
cerca del árbol¡ Por eso no venía ni un simple mosquito.
Llamé a mi padre. Vino con su camión de
bomberos. Le echó agua al árbol y… ¡Todos los animales volvieron
a refugiarse entre sus ramas¡ Desde aquel día siempre que pasaba
por allí le veía feliz.
Arantxa Cano Lucas
Sexto curso
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