Ocurrió
un día de verano en un pueblo muy lejano. El calor era agobiante y
por algunos momentos apenas se podía respirar. Habían cuatros
amigos de toda la vida. Decidieron salir a jugar y se encontraron un
libro. Lo abrieron y... ¡no tenía letras! Se encontraron una hoja
dentro del libro. Solo había letras raras y una misteriosa cruz
roja. Uno de ellos descubrió que era un mapa. Decidieron salir a
buscar lo que en él se indicaba. Tres pasos a la derecha cincuenta a
la izquierda. Tres pasos a la derecha, tres pasos a la izquierda...
así se pasaron todo el día. Entraron a un lugar misterioso. Uno de
ellos decidió llamar a su madre. No había cobertura. Siguieron a
delante y justo cuando llegaron se cayeron a un hoyo. Una voz rara
decía tenéis que pasar tres pruebas para llegar al tesoro. Una de
ellas era pasar las líneas infrarrojas sin tocarlas. La segunda
pasarse la pantalla de un juego. Y la tercera llegar al tesoro.
Pasaron todos. El tesoro era una lupa y uno dijo que habíamos hecho
todo simplemente para una lupa. A los treinta años de haber
encontrado el tesoro uno se dio cuenta, de que era una lupa especial
para ese libro ya que mirando a través de ella podían verse las
letras y leer aquel maravilloso libro.
Jorge Gascón Torralba
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